
A veces la vida da giros inesperados, que hacen que cuando has conseguido compaginar la placidez de la vida, con las obligaciones inherentes a esta... haya que replantearse cosas.
Los hay traumaticos, dramaticos, catastroficos o hasta hecatombicos, y los hay, que no llegan a tanto, pero que empequeñecen tu mundo.
Y es que aunque no he cambiado de trabajo, mi trabajo ha cambiado, y ahora requiere de toda mi atencion, pues soy inexperto en mi nuevo rol, necesito mas concentracion, mas energia, al menos, estoy motivado. Pero hay que sacrificar cosas, hay que sacrificar tiempo, ese tiempo que tanto aprecio y tanto quiero, y por eso quizas no pasaba por aqui desde hace dos semanas.
Poco a poco el horizonte se aclara, el mundo se ensancha lentamente, y ves con mas claridad las cosas que dejas en el camino... y no se si estoy dispuesto a dejarlas... estaba en el perfecto equilibrio "trabajar para vivir", disfrutando de la placidez de la vida, de las cosas pequeñas, y ahora el temor al "vivir para trabajar" ha escupido un tul gris que envuelve todos mis pensamientos.










